Erase una vez en una comunidad no muy lejana… un pequeño niño llamado Nicrolás.
Los padres del pequeño Nicrolás lo querían mucho, mucho,
mucho y lo animaban siempre a que luchase por su futuro. “Cuando crezcas podrás
ser quien tú quieras”, le repetían todas las noches antes de dormir, animándolo
a que luchase por sus sueños. El pequeño Nicrolás creció escuchando aquella
frase, sabedor de que cuando fuese mayor podría ser quien él quisiera.